Después de Benalauría terminé en Fuenguirola. Paseé con Pepa y ella me retrató comiendo estrellas de patatas. Porque somos unas estrellas. Somos cuerpos celestes que brillan en la noche. Cuerpos de día. Somos un cúmulo de materia en un continuo proceso. Somos estrellas de nuestras vidas.
Por supuesto que somos estrellas y nos merecemos ser felices, así que a disfrutar de lo que nos queda de verano.
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